Líder/SAN JUAN.- La voz de los jugadores criollos en los días previos al partido fue como un relato previo de lo que sucedió en el Chile-Venezuela. Sí, la historia fue contada con antelación y con mucho detalle. “Vamos a jugar de tú a tú”, asomaron varios y eso fue lo que se vio desde el arranque. El resumen global de los primeros 45 minutos mostró a un Chile inoperante y a la Vinotinto atrevida y con soltura. “Creemos mucho en nosotros”, dijo “Maestrico” y eso se notó.
No fue un primer tiempo de muchas ocasiones, pero cuando Venezuela la tuvo la hizo. “Ellos tienen buen equipo, pero tienen que cuidarse de nosotros”, advertía Lino Alonso y por la vía del juego aéreo llegó el tanto de Oswaldo Vizcarrondo al minuto 34. Descuidaron al espigado central y llegó cómodo al primer palo a un servicio de balón parado de Juan Arango. Ya lo de “Vizca” no es cuento, tiene gol el defensor vinotinto.
“Nos toca aprovechar la pelota quieta”, dijo Gabriel Cichero. Por esa vía sufrió Venezuela ante Paraguay, pero esta vez tenía la ventaja y así abrió el marcador, además que se vio como los criollos buscaron mucho esas faltas cerca del arco chileno. Mientras, en los cortes los venezolanos estuvieron muy limpios al principio.
También los “relevos y coberturas” que para Cichero iban a ser fundamentales fueron los que durante minutos de mucho asedio por parte de la selección austral al inico de la segunda mitad permitieron que el arco de Vega siguiera en cero, amén de la buena suerte, que también es necesaria y que acompaña a los que llegan lejos. “Va a ser un partido muy difícil, sufrido”, presagió Lucena y vaya que sufrió la afición vinotinto con los dos balones que estrelló en el travesaño el rival.
“En un partido de eliminación directa hay que andar por el alambrito”, piensa Alonso. Cuando Venezuela tambaleó Chile se envalentonó y pudo costarle mucho y todo antes de la hora de partido.
Conforme pasaban los minutos la pelota quieta fue quedando para la roja suramericana, pero lo de ellos es la rapidez, aunque por momentos las marcas se aflojaron un poco y fue un milagro que Medel cabeceara a las manos de Renny Vega, otra vez protagonista. Pero tanto fue el cántaro al agua hasta que se quebró como reza el dicho. Al 71 le quedó un balón cerca del área chica al “Chupete” Suazo y este le dijo adiós a la sequía. “No hay que dejarlo despertar”, decía Vizcarrondo. Lo dejaron coger confianza y pocos minutos después casi metía el segundo.
Sin embargo, como contra Paraguay, Venezuela levantó ante la adversidad y clavó el segundo, silenciando al estadio del Bicentenario. “Sé que Diosito me dará mi gol”, adelantó días atrás el mismo Cichero y ayer fue el día. No fue con un zapatazo de 30 metros, fue al aprovechar un rebote de Claudio Bravo tras una pelota quieta ejecutada por Arango.
La clasificación a semifinales se selló con tensión. Otro balón fue rescatado sobre la línea de gol por la defensa y los australes perdieron un tanto por fuera de juego aun cuando Chile había quedado con diez por la expulsión de Medel. Vega también volvió a ser exigido, pero los australes no encontraron el empate, el Chile-Venezuela no se fue a la prórroga como los otros duelos de cuartos porque la Vinotinto con suerte, garra y sacrificio mató la cosa en los 90. Ahora viene otra vez, Paraguay, ese con el que está la espinita pendiente.
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